“Al menos vi morir a cuatro personas en Libia. Al día siguiente, las tiraron al desierto”
“Me torturaron con descargas eléctricas”, explica Isaac, de Ghana, que pasó tres semanas en el gueto de esclavos en Sabha. Ahora se encuentra en Barcelona, realizando diferentes cursos de adaptación a la espera de tramitar sus documentación.
A Isaac Nana Bosompem, de 24 años, le gusta hablar de fútbol y de su vida. No deja pasar la ocasión para hacer un rápido análisis del Mundial de Rusia, por ejemplo, y por qué la selección de su país, Ghana, no ha participado en este campeonato. Y rápidamente comienza a hablar de las dificultades de allí.
Y, todavía más rápido, explica su historia. Que sus padres han muerto y que se ha criado con su abuela, que lo llevaba a una iglesia pentecostal. Que es conductor de oficio y que juega bien al ping pong. Y que estuvo tres semanas en el gueto de Sabha, en el centro de Libia. “Se levantaban por la mañana y nos golpeaban.
Por la noche también nos golpeaban”, dice. Su viaje comienza en su ciudad, Kumasi, en el centro de Ghana, y sigue por Costa de Marfil, Liberia, Mali y Agadez, en Níger. Desde allí se adentra en el Sáhara, con la intención de llegar a Trípoli, pero es secuestrado y vendido como esclavo al llegar a Libia. En junio de 2017 llega a Lampedusa, en un bote de goma junto con otras 119 personas. De allí va a Sicilia y después a Nápoles, donde vive en un asentamiento de migrantes. Después de dos intentos fallidos, consigue llegar a Barcelona. “Dios me salvó de todas esas situaciones. Siempre ha hecho un camino dónde no lo había”, asegura Isaac, que llegó en febrero a Barcelona y, antes de entrar a vivir en un albergue, vivió un mes en la calle. Ahora vive en una casa con cuatro hombres más, en un municipio del área metropolitana, y en estos meses ha realizado tres cursillos; uno de castellano, otro de catalán y un tercero en horticultura.
FUENTE NOTICIAS PROTESTANTES