Los romanos dieron muestra de una extraordinaria habilidad como constructores de carreteras. La vasta red viaria que llegaron a establecer se inauguró en el SIGLO IV A.C., con la vía Apia llamada Regina viarum (reina de las carreteras). De longitud próxima a los 260 km, que enlaza Roma con el centro militar de Capua.

  Después se construyó la vía Flaminia, que iba a Roma  a la llanura Padana, y otras muchas vías, tanto en la península italiana como en Sicilia. A continuación se construyeron también vías de tránsito en Dalmacia, en Asia Menor, en la Francia, la Inglaterra y la Alemania actuales y en el norte de África hasta entonces los trazados de las vías se habían amoldado a las características y a la forma del terreno, evitando las zonas dificultosas e inaccesibles, por lo que resulta a veces, muy largos. Los romanos en cambio trataron de acortarlos cuando les fue posible, construyendo carreteras en terrenos en pendiente y levantando sólidas obras de contención  en los más difíciles tramos.

   El estudio de los restos arqueológicos y la lectura de las descripciones que han dejado los historiadores han permitido conocer las técnicas utilizadas por los romanos en la construcción de carreteras. Empezaban por cavar profundas zanjas que constituían el trazado de la carretera, extrayendo ingentes cantidades de tierra.

  Cuando el foso abierto, estaba a punto, se rellenaba con distintos materiales (arena y detritos, piedra picada, guijarros), preparando así la base la que asentar la superficie de la carretera. Esta última podía estar construida sobre distintos materiales.

FUENTE ENTESPA

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