A partir del Siglo XVIII, quien tenía el deseo de viajar pero no era lo suficientemente rico para poseer un medio privado de transporte, podía utilizar la diligencia,un gran carruaje de cuatro ruedas arrastrado por cuatro o seis caballos.

   Con las diligencias, a veces lentas y a veces poco seguras, puede hablarse con propiedad de medio de transporte público: en efecto, estos carruajes prestaban su servicio con regularidad, ateniéndose a un horario- aunque no poseían la exactitud y la puntualidad que hoy exigimos de un medio público-; y quienes lo utilizaban disponían de un sistema de estaciones de descanso y de servicios.

FUENTE ENTESPA  

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