Principales causas de la ruptura conyugal

   La realidad es que muchos matrimonios en la actualidad sus relaciones se ven deterioradas y finalmente rotas por una causa principal y es la comunicación.

   La Psicóloga Nancy Van Pelt muestra en su libro “Sin Reservas” que para el año 1970 en los libros sobre psicología no abordaban el tema de la comunicación sino el de la intimidad sexual. Según la licenciada para esa época un matrimonio se mantenía estable al resolver todas sus necesidades básicas. Y eso tomaba demasiado tiempo. Pero en la actualidad sin embargo, tenemos las necesidades básicas prácticamente resueltas y priman las necesidades emocionales y sentimentales.

   El problema principal en la comunicación conyugal Se debe a que eso no se enseña en los hogares. Muchas veces el esposo llega a casa, saluda a su esposa y le dice algo como esto: ¿Qué  tal, cariño? Con el aderezo de un par de frases hechas. Y en la mayoría de los casos esa es toda la conversación que tendrán durante el día hasta antes de acostarse.

   La segunda razón se debe a que los cónyuges no logran comunicarse de modo correcto y eficaz, porque temen compartir sus sentimientos íntimos. El temor de encontrarse con la dolorosa actitud de rechazo bloquea el deseo de intercambiar pensamientos y sentimientos, explica la autora.

Tercera razón es porque es muy difícil expresar correctamente los sentimientos.

Cuarta razón son los reiterados fracasos  por establecer cauces de diálogos estables.

   Uno de los motivos que también influyen en la relación de pareja es el condicionamiento social. La Licenciada manifiesta que entre los 5 y 15 años las niñas  juegan mayormente por parejas. Cuando crecen se relacionan con una o varias amigas íntimas. Estas amistades se constituyen por lo que las niñas se comunican entre ellas. Una buena parte de lo que comparten podría clasificarse como “secretos”. Si esta información se divulga la amistad corre el riesgo de truncare.

           En cambio los niños suelen jugar en grupos de varios integrantes. No son tan expresivos como las niñas, asegura la autora en su libro. En el grupo se admite fácil a un nuevo miembro, quien una vez dentro tiene que hacerse sitio. Esto se produce por distintos medios: desafíos y peleas, bromas y fanfarroneadas, con lo cual trata de afirmarse como el mejor, o al menos con méritos suficientes para pertenecer al grupo.

   En la edad adulta trasladan esas actitudes, no sin antes haberla reforzado durante sus años de crecimiento.  La mujer cuando se casa espera entablar un diálogo íntimo y significativo con su pareja. La mayor parte de los varones, no sienten la misma profunda necesidad de verbalizar su emotividad; en cambio a menudo echan de menos su círculo de amigos donde la acción era lo preponderante.

  Por otra parte, la comunicación íntima para cada cual adquiere un valor distinto. Para la mujer es una gran satisfacción emocional y para el hombre puede ser indicio de un problema.

FUENTE   SIN RESERVAS   

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