El hombre ha tenido que enfrentarse al problema de superar barrera y obstáculos naturales – corrientes de agua, depresiones del terreno, montañas- a los que, luego se han añadido los artefactos de su propio ingenio, como las carreteras o las vías férreas.  Antiguamente los primeros caminos y carreteras rodeaban cuanto era posible cualquier tipo de obstáculo, eligiendo cuidadosamente terrenos y trazados que presentase el menor número de dificultades, a costar de alargar y hacer tortuosos los recorridos. Con el progreso de la tecnología de la construcción se fueron adoptando soluciones que permitieron resolver este problema.  Como norma general se denomina puente una construcción que cruza sobre una corriente de agua; viaducto, una que supera una hondonada, y paso elevado, un viaducto que atraviesa una carretera o una vía férrea.

     Los primeros puentes consistieron, probablemente, en troncos de árboles que se hallaban casualmente atravesando sobre una corriente de agua, o se colocaban así expresamente para poder cruzarla. Se supone que los primeros puentes fabricados con lianas y otras fibras vegetales, todavía utilizados por algunos pueblos primitivos, fueron las primeras obras realizadas para superar ríos y torrentes. Los babilonios, los chinos y los griegos perfeccionaron el arte de construir puentes duraderos y sólidos, pero fueron los romanos quienes dominaban la construcción de carreteras, los maestros por excelencia en este arte.

   Durante la Edad Media y el Renacimiento el arte de construir puentes se conservó y en los últimos siglos, esta técnica ha realizado grandes progresos. Los puentes pueden tener estructuras varias; los hay colgantes de vigas de celosía, de arcada, giratorios, corredizos y flotantes. Los materiales con que se construyen son también muy variados: al hierro, cemento armado y hormigón, usados tradicionalmente, se han añadido materiales nuevos sintéticos que son, a la vez, relativamente ligeros y extraordinariamente resistentes.

    Otro gran problema de los medios de transporte lo constituyó la superación de barreras que representaban las montañas. Para que un vehículo recorra  un trecho de pendiente pronunciada es necesario que la fuerza motriz desarrolle un esfuerzo de tracción elevado que, de todos modos, a partir de una cierta pendiente se hace insuficiente, ya que las ruedas tienden a patinar. La solución definitiva a este problema se halló en el Siglo XIX, cuando se tomó la decisión de perforar las montañas y hacer que los trenes transitaran así por las galerías  así construidas.  Se trataba de obras de una gran complejidad, que requirieron un esfuerzo extraordinario. En 1854 se inauguró el primer túnel ferroviario importante – el de Semmering, en Austria, con una longitud poco más de 1,400 m y situado en la línea Viena-Tieste- al que siguieron otros muchos. En Italia, en 1906s e inauguró el túnel del Simplón, con casi 20 km de longitud.

FUENTE ENTESPA

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