Grandes dimensiones, notable velocidad en la carrera, un total de incapacidad de volar y costumbres gregarias son las características que tienen en común las tres distintas de aves (pero todas pertenecientes al grupo de las ratites) que ven en las praderas del mundo.  Se trata del Avestruz de África, de los ñandú de Sudamérica y del emú de Australia.

      Con una altura que alcanza los dos metros y medio y un peso que supera los 70 kg, el Avestruz es el gigante de las aves. Tiene el tronco robusto y sus patas largas, musculosas y robustísima y tienen solo dos dedos, al interior más largo que el otro. Las alas son muy reducidas y carecen de plumas aptas para el vuelo: en el macho sustituyen a estas grandes plumas ornamentales, blancas mullidas, similares a la timonera de la cola.

  La cabeza pequeña en relación con el cuerpo y el larguísimo cuello.

    El área de distribución del ñandú común se ha reducido a causa de la caza y de la extensión de la agricultura. Aunque existen poblaciones residuales en un amplio territorio que se extiende desde el Brasil hasta la Patagonia, hoy su único bastión importante son las pampas argentinas, inmensas praderas desprovistas de árboles donde su velocidad a la carrera los defiende más fácilmente del ataque de cazadores y animales depredadores. Vive asociado en grupos cuyo número pueden alcanzar los 1000 individuos y se nutren de plantas herbáceas y de insectos.

       En el continente australiano se encuentran bandadas de grandes aves pero que son óptimas andadoras y corredoras: se llaman Emús.  Si se observan de lejos no parecen muy distintos a los avestruces y por eso se les dio el nombre de avestruces de Australia.

FUENTE ENTESPA

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