Es 27 de diciembre y la noche está a punto de caer en Nagua, provincia María Trinidad Sánchez. Entre la autopista del nordeste y ese municipio costero son omnipresentes motores con diferentes tipos de redes de malla fina en una especie de marco, algunas de hasta metro y medio de largo, a las cuales coloquialmente le dicen naso.
En la desembocadura del río Nagua, una decena de casuchas recientemente construidas se encuentran dentro de los 60 metros de playa. Al preguntar a los locales sobre las mismas, dicen entre los dientes que son las de los compradores.
El sol apenas desaparece en el horizonte y se puede ver a un grupo de personas saltando entre rocas para encontrar la “mejor ubicación” para meter sus instrumentos de pesca, que pueden ser hasta coladores de cocina.
FUENTE DIARIO LIBRE