Para los romanos construir una carretera significaba simplemente nivelar un camino.

En la antigüedad remota, los hombres se servían para sus desplazamientos de las veredas formadas por el tránsito de animales salvajes y, más tarde, de las abiertas por el paso de su propio ganado. A veces estos antiguos trazados comunicaban regiones muy distantes entre sí; por lo general cruzaban campos y colinas evitando los terrenos más difíciles, como aguazales, zonas pantanosas y bosques muy poblados.  Allí donde la conveniencia del recorrido exigía cruzar zonas boscosas o terrenos que cedían fácilmente por su blandura, se habilitaba senderos recubiertos con follaje o con tablones de madera.

     Hacia el 2,500 A.C. se construyó ya en Egipto una carretera empedrada con guijarros, usada para transportar los grandes bloques de piedra necesaria en la edificación de la gran pirámide de Keops.

     En distintos tramos del mundo antiguo existían tramos de carretera que unían ciudades con los lugares de culto. Por ellos transitaban los carros que transportaban las estatuas de las divinidades durante las festividades religiosas. Hasta el tiempo de los romanos, sin embargo, construir una carretera significó por lo general, nivelar simplemente un camino, recubriéndolo a lo sumo con arena y grava.

FUENTE ENTESPA   

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