Al menos algunos de los Rollos del Mar Muerto probablemente no fueron fabricados localmente, pero se abrieron camino en algún momento posterior a la comunidad única que amasó la biblioteca en las Cuevas de Qumran, un proyecto que extrae y analiza el ADN de los pergaminos ha revelado.
Durante décadas, los estudiosos han estado debatiendo el origen de la extraordinaria colección de cientos de manuscritos recopilados en el corazón del desierto de Judea. El esfuerzo de siete años llevado a cabo en unos 35 fragmentos ha abierto nuevos horizontes en una posible solución al misterio, así como muchos otros enigmas – incluyendo cómo unir fragmentos que podrían haber pertenecido al mismo pergamino.
«Se nos ocurrió la idea de usar la información genética de la piel en la que fueron escritos para investigar la posible conexión entre diferentes fragmentos», dijo Rechavi a The Jerusalem Post.
En años que han visto el campo del antiguo ADN en auge, esa primera conversación se convirtió en una importante cooperación internacional que llegó a involucrar a la Autoridad de Antigüedades de Israel, Universidad de Uppsala en Suecia y Weill Cornell Medicina en Nueva York – y cuyos resultados fueron publicados como la historia de portada de la revista Cell el martes.
FUENTE JERUSALEM POST
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